Este fué un sendero de castañas(nunca mejor dicho),era estar rodeadas de castañas y disfrutar todos como enanos, mientras cojiamos las castañas del suelo,unas castañas sabrosas y tiernas y eso que ya habia pasado un tiempo de recogida.Cuando subimos al volcán era horrorosa la pesadez en las piernas al enterrarnos en el picón,y encima empezó la nieblina.
Fue curiosisimo ver una nevera funcionando a pleno rendimiento de más de 50 años,o leer un letrero en el bar de la cervecita donde decía "se vende castaña" y nosotros cargando con ellas,pero valió la pena el sentirnos niños otra vez haciendo una pequeña maldad que no dañaba a nadie.
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